Uno de los mejores momentos del 2018 fue compartir por partida doble el matrimonio de mis queridos amigos Romina e Israel. Digo por partida doble ya que además de estar invitado a la boda, asumí la misión de ser el fotógrafo de tan especial momento.
El desafío era grande. Compartir con ellos, pero a la vez dar lo mejor por lograr un excelente trabajo, y que este plasmara en instantáneas las emociones y sentimientos de aquel día.
Además, las fotos tenían que ser como ellos, dinámicas, divertidas, espontáneas y por sobre todo, con amor.
Muchas gracias amigos por su confianza y la oportunidad de vivir junto ustedes un día inolvidable. Aquí una pequeña muestra de lo logrado.