La relatividad de las cosas.
Uno nunca piensa las consecuencias que tiene cada acto, palabra y movimiento que se hace en la vida. La mayoría de la gente solo «sigue la corriente» y va para donde todo el mundo va. ¿Cuántos se detienen a pensar por un segundo en qué es lo que vendrá como consecuencia del propio presente?
Cada día podemos ver cómo las generaciones siguientes a la nuestra tienen vidas más superficiales, en todo sentido. Hasta en las relaciones personales todo pende de un hilo: pasa algo y se corta. Quizá vemos que la pasan mejor que nosotros, aprenden ciertas cosas mucho antes que uno y experimentan mil veces más que lo que uno podría en mucho tiempo. Sin embargo, nada de esto los ha llenado y siempre están buscando cosas nuevas, algo que los pueda satisfacer.
El gran problema de todo esto, es que muchos están tratando de llenar un «saco roto». Sus vidas no tienen una base sólida en que edificarse, no hay fundamento confiable al que pueden aferrarse cuando se sienten tambalear.
Quiero citar a la grande, única e irrepetible Chimoltrufia:
«Usté’ me va a perdonar bastante. Es que, yo como digo una cosa digo otra. Es que es como todo, hay cosas que ni qué. ¿tengo o no tengo razón?»
Este tema es algo complejo, ya que no está en nuestras manos cambiar el mundo. Una persona no aprende cuando se le dice algo, la experiencia es lo que hace a la persona. Como dijo Tao Te King, «Escucho y olvido; veo y recuerdo; hago y entiendo.» Pero ¿cuál es la calidad de experiencias que está viviendo el mundo actual? Como dice la Chimoltrufia, realmente hay cosas que ni qué, algún día simplemente tendremos que mirar hacia atrás y nos daremos cuenta si aprovechamos o no nuestra vida, cada año, cada mes, cada día, cada minuto y cada segundo.
De hecho ahora me estoy preguntando si al escribir esto estoy aprovechando o perdiendo mi tiempo. ¿qué cree usted estimado lector?
Finalmente, y como no todo es reflexión en esta vida, les dejo un pequeño video para que se diviertan.